Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá


Monumento a la Chinita – Maracaibo, Venezuela

La veneración de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá data del siglo XIV en la población Colombiana de Chiquinquirá (palabra indígena que significa lugar de aguas, brumoso, cenagoso y desapacible) según lo expresa un lienzo de Alonso de Narváez pintado en el año 1560.

El 16 de julio de 1917 el Papa Benedicto XV dispuso la coronación canónica de la Virgen de Chiquinquirá gracias a las gestiones del padre Antonio María Soto Romero, quien fuera el primer párroco de la parroquia de San Juan de Dios, creada en 1806 e instalada oficialmente en 1808. En 1812 se permitió que se celebraran las fiestas de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá los 18 de noviembre de cada año.

El 18 de mayo de 1920 el mismo Papa Benedicto XV distinguió con el título de Basílica Menor la de San Juan de Dios, la conocida Basílica de Chiquinquirá.

 

La Historia que cuenta la llegada de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá al Estado Zulia dice lo siguiente:
La Chinita llegó a Maracaibo en el año 1709 cuando una mujer lavaba su ropa en las orillas del lago de Maracaibo y observó flotando una tablita de madera fina, la cual recogió para utilizarla como tapa de la tinaja de agua que tenía en el corredor de su casa. A la mañana siguiente, cuando estaba colando el café, la mujer escuchó unos golpes como si alguien estuviera llamando. Fue a ver lo que sucedía y quedó sobrecogida de asombro al ver que la tablita brillaba y que aparecía en ella, la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Por tal motivo, la mujer comenzó a gritar ¡Milagro! ¡Milagro!, por lo que de ahí proviene el nombre de “El Milagro” a la actual avenida junto al lago, donde estaba la casita de la lavandera.

Imagen de la Tablita

Luego de lo sucedido, numerosas personas acudieron a presenciar el prodigio, convirtiéndose por esto la casa de la humilde mujer en un lugar de veneración de la Virgen por parte de múltiples creyentes.

Cuenta la leyenda, que la Virgen era llevada en hombros por dos hombres elegidos por el propio Gobernador, cuando al doblar una esquina, la imagen se puso tan pesada que impidió seguir moviéndola. Finalmente, después de muchos ruegos al cielo y súplicas a la Virgen, uno de los presentes exclamó:

«Tal vez la Virgen no quiera ir a la Iglesia Matriz y prefiera la de San Juan de Dios»

Según la tradición popular, estas palabras se tomaron como una inspiración divina, ya que, la procesión cambió su rumbo hacia la iglesia de la gente humilde de Maracaibo y la imagen recuperó su peso normal. Es por esto, que desde ese día, la Virgen de la Chiquinquirá, la querida Chinita, protege desde su templo, hoy basílica, al pueblo zuliano.

Por: Neilo «Junior» Narváez
Fuentes: Revista Perfil y página web del consejo legislativo del edo. Zulia.
Fotos: Héctor Márquez, Neilo Narváez y Elías Morillo

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